La exclusión residencial presenta diferentes dimensiones que impacta en la calidad de vida de las personas que la viven. La vivienda tiene una función social y las condiciones de esta genera un impacto en la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.                        

Con frecuencia, los estudios sobre condiciones de la vivienda se quedan en una visión material de la problemática obviando el impacto nocivo que esta situación genera en otros elementos como la salud.

Los factores estresantes existentes cuando se vive en situación de exclusión residencial afectan directamente a la salud mental. Las condiciones de la vivienda pueden ocasionar que las personas que lo viven sufran impacto emocional/problemas emocionales derivados de sus condiciones de vida y de la vivienda. Puede darse malestar psicológico por el riesgo y la inestabilidad de la vivienda, estrés, ansiedad, estigmatización de la pobreza, problemas en el descanso y en el sueño, autoaislamiento, depresión, …  Lo que puede ocasionar sentir que uno tiene menos control sobre su propia vida y puede conducir a no encontrarle sentido a la misma, a una pérdida de implicación y a sentimientos de impotencia y desesperanza.

La exclusión residencial y exclusión social son conceptos estrechamente relacionados, ambos son procesos dinámicos, multicausales, multidimensionales y estructurales.

En el polo opuesto se encontraría la inclusión y en medio, una serie de estadios de vulnerabilidad o precariedad cuya graduación van alejando o acercando a las personas de los polos según la combinación de diferentes factores: el género, la clase, la procedencia o etnia, y la edad.

La exclusión social y residencial produce, en muchas ocasiones, falta de participación en la vida social, educativa y profesional, esto se acentúa si existen problemas o enfermedad mental generando aislamiento, soledad, sufrimiento y marginación.

La vivienda es el espacio donde se reproduce la familia y sus roles sociales, se desarrolla el proceso de socialización de hijos e hijas y se aprende a estar en sociedad. También el “hogar” otorga sensación de pertenencia e identidad, es el espacio privado que da seguridad, protección e intimidad.

El acceso a la vivienda se convierte en sí mismo en una necesidad vital de las personas y en un derecho recogido en la mayoría de los ordenamientos jurídicos.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que asegure, para ella y su familia, la salud y el bienestar, en especial la alimentación, el vestido, vivienda, asistencia médica y los servicios sociales necesarios”

En suma, la vivienda es un mecanismo esencial en el proceso de inclusión social, mejora de las condiciones y de la calidad de vida, y entre ello entendemos mejora de la salud tanto física como mental de cada persona. En definitiva, un hogar cubre necesidades fisiológicas, de protección, de aceptación social, de autoestima, de autorrealización, etc.

Desde el Proyecto Habitando, a través del cual realizamos acompañamiento social con el objetivo de apoyar y asesorar a las familias en exclusión residencial cronificada, para la búsqueda conjunta de soluciones o alternativas que generen procesos de inclusión social y mejora de sus condiciones de vida; sumamos en este sentido puesto que ponemos en valor la importancia de la atención a la salud mental con los Talleres de Desarrollo Personal.

Los Talleres de Desarrollo Personal son espacios grupales de encuentro y reconocimiento, en un encuadre socio-terapéutico que promueven y facilitan las interacciones interpersonales y la mejora de las competencias relacionadas con el cuidado emocional, elementos clave en el desarrollo del bienestar psicológico.

Estos talleres se están llevando a cabo dentro del Proyecto Habitando, que lleva a cabo la Asociación Habito y que está financiado por la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias, Política social y Transparencia y por el Ayuntamiento de Murcia.

Se están desarrollando durante los meses de septiembre y octubre, donde estamos contando con dos profesionales: por un lado, Cristina Pomares de Fundación Secretariado Gitano que va a impartir talleres de Igualdad de trato y no discriminación e Igualdad de género y, por otro, Laura Aránega, psicóloga que va a desarrollar talleres de Habilidades sociales e Inteligencia Emocional.

Fechas: Martes 20, 27 de septiembre y 4, 11, 18 y 25 de octubre de 2022.

Horario: de 10:00 a 13:00

Lugar: Centro Municipal del Barrio del Carmen.

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